El revisor estaba a punto de pasar por
nuestro vagón y para variar Marta no encontraba su billete. ¡Si es que siempre
está igual! ¿Por qué lo perderá todo? Estábamos al norte de Francia, José tiene
una casa cerca de Roma y habíamos decidido ir a pasar unos días. Juan, Miguel y
José buscaban en todas las maletas, en los abrigos, debajo de los asientos…
nada, no había manera. Mientras tanto yo, Itziar, asomada a la ventanita del
vagón vigilaba por si se acerca el azafato. Marta estaba bloqueada, deambula
de un lado a otro del vagón diciendo cosas sin sentido, odio cuando se pone
así.
De repente caigo en algo… ¿Y si no ha sido
ella? ¿Y si no lo ha perdido? ¿Quizá se lo han quitado? ¿Quién iba a robar un
billete así como así? A ver… repasemos el recorrido: hemos comprado los
billetes, hemos ido al servicio, al subir aquel señor tan extravagante nos
ayudó a subir las maletas al portaequipajes, luego nos sentamos y estuvimos
oteando el horizonte, hasta que… ¡Espera! ¿y aquel señor?
¡El revisor se está acercando! ¿Qué vamos a
hacer ahora? Advierto a todos, le digo a Marta que se siente un poco escondida
mientras intento ensayar mi mejor francés ¡Cada vez está más lejos!… ‘’Sorry…
¡no! Pardon… elle……..’’ ¡Esto es un lío! Ni siquiera sabemos qué es lo que
ha pasado exactamente...
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