Era muy
tarde. Estaba sola en el vagón del metro, las mismas paradas de siempre… ‘’Mar
de Cristal, Aeropuerto y Barajas’’ Unos ocho minutos y medio. Estoy cansada,
como siempre también. Me quedo medio dormida… Nada fuera de lo normal.
Pero al
abrir los ojos, en Barajas, hay alguien justo delante de mí.
-Estamos
en Barajas- me dice.
-Lo sé,
es mi parada- contesto sin prestarle mayor atención.
-¿Entonces
por qué no bajas? Se van a cerrar las puertas en breve- insiste
.
Resulta
que no puedo moverme, estoy como paralizada. Tengo que moverme, recoger la
mochila cargada con los apuntes de la universidad, incorporarme e ir hasta la
parada de autobús. No es tan difícil. ¿Por qué no puedo hacerlo?
-Estás
demasiado cansada, te lo dije, no tu cuerpo no puede más.
-¡Tengo
que poder! No puedo llegar tarde a casa hoy también- Es algo que mis padres
llevan muy en serio. ‘’No llegues más tarde de las 11 o no entrarás en casa’’ y
era cierto. Tenía que levantarme o perdería el autobús y llegaría muy tarde de
verdad.
-¿Qué
has hecho hoy? ¿Tan cansada estás? Seguro que no es para tanto- dice a modo de
insulto.
Era una
persona muy extraña, era muy parecida a mí. Exageradamente parecida.
-¡Venga,
levanta!-me insiste.
Yo
seguía sin poder moverme. Me estoy asustando. ¡¿Qué me está pasando?!
-Por
favor, ayúdame, no puedo moverme. Tengo que levantarme.- no sé si no me escucha
o prefiere seguir metiéndose conmigo.
-¡Por
favor, ayúdame!- le repito casi gritando.
Cierro
los ojos y hago un esfuerzo casi sobrehumano por moverme. Imposible, no puedo
no sé qué hacer. Al abrir los ojos mi extraño doble no está. Ni yo estoy en
Barajas.
‘’Próxima
estación Barajas’’ Dice la voz del metro.
-Parece
que todo ha sido un susto- me susurro a mí misma mientras levanto mi mochila,
me la cargo al hombro y camino lentamente hacia la puerta.
Un susto
demasiado real… Pero lo olvidaré pronto, al fin y al cabo es lo mismo de
siempre.